martes, 4 de enero de 2011

De vuelta a la vida

al trabajo y a las preocupaciones. Lo del trabajo me importa poco o nada, aunque se estaba bien sin hacer nada. Lo que me molesta, de verdad, es que todas esas preocupaciones, agobios, miedos e inseguridades han vuelto, de golpe. Con lo feliz que estaba yo, con lo feliz que era yo. Y es que ya no me acordaba.

No ha costado nada más que un billete de autobús, y la realidad me ha golpeado con fuerza. Laboratorio, experimentos, artículos que escribir y presentaciones que preparar. Soy yo la que se había ido, todo se quedó aquí, esperándome.

Y no sÓlo eso (soy una rebelde, ya lo sÉ), facturas y más facturas, seguros, médicos, pruebas y reuniones. Que bueno fue mientras duró.

Hoy me quejo, porque puedo, y porque, después de unas vacaciones de la vida, en las que la vivía más que en el día a día, la vuelta la realidad duele.

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